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Página: Gazeta del Gobierno (Sevilla). 14/10/1809, página 6.

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Texto	500 vivamoníe nuestra aflmiracion : sp les lia cogido nmclio dinero i los franreses muertos. Se cree que todas nuestras tropas marcharán adelante. Murcia G de ocíuhre. En fines de julio se imprimió y pníil ic aquí «na carta pastoral del Sr. D. Francisco Mateo Agniriano j Gómez , obispo de Calahorra , despachada en este palacio episcopal , donde se halla , á 11 del mismo , y dirigida á excitar el patriotismo y la santa ins\irreccion en sus feligreses , á cuyas manos felizmente ha llegado por entre las mismas bayonetas francesas , produciendo ios armamentos de cruzada , y las diferentes partidas con que hoy se distinguen los riojanos en persecución y daño de los enemigos. No solamente brilla en esta pastoral la mansedumbre apostólica reunida con todo el calor del zelo por nuestra justa causa ; es también un testinjonio sobresaliente d« la conducta verdaderamente cristiana y nacional que este p r d a d » respetable ha observado en las difíciles circunstancias de una época tan extraordinaria ; padrón eterno de algunos otros que en obsequio de su desniedida ambición , de su pusilanimidad culpable, 6 de sus torcidos principios , prostituyen desgraciadamente su» canas y su carácter saprado , incensando á los enemigos mas decididos de ia religión , y vendiendo con oprobrio su patria y sus iglesias. Después de pintar el Sr. Aguinano los principios de nuestros movimientos , las perfidias del tirano, los primeros triunfos de las armas nacionales , y la fuga vergonzosa de Madrid , á que se vieron preciMidoar José y sns satélites en agosto de 1808, añade : "Tuvimos entonces el dolor de que las tropas francesa* que habían quedado , se guareciesen en ese mi obispado : temimos que causasen en él todo género de males , y que el errante José no dexaria de titidarse rey de Espafla mientras ocupase un palmo de terreno. Por lo que previendo el peligro en que me hallaba, me. retiré al pueblo de Anguiano, y con noticia que allí se me comunicó por conductos seguros , que los satélites de José Napoleón, ofendidos de que no m.e hubiese presentado k hacer los obsequios que exigen hkcia su persona , trataban de conducirme á su presencia , y obligarme á cosas con las que ni la santidad de mi estado , ni lo alto de mi c arácter me permitían condescender , tomé la resolución de refugiarme k la ciudad de Soria : á poco tiempo vi reali?.ados mis temores , pues inmediatan¡ente á mi partida de Anguiano apareció en aquella villa un piquete de caballería, y t n Soria recibí varias órdenes del intruso, cu las que haciendo el papel de soberano y de p a p a , disponía con loca temeridad d é l o sagrado y profeno, manifestando á las claras lo que había que esperar de un gobierno usuriJador. Ni debí, jji p u d e , ni quise dar contestación alguna , ni acusar el recibo,
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