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Texto	MURCIA Se publica tocos los Domingos Diríjase toda la correspondencia á la Redacción de este semanario. Plaza de S. Nicolás 2 1 PERIÓDICO INDEPENDIENTE PRECIO DE SUSCRIPCIÓN 050 al mes. AÑO I Erd Semwiofe1 1 Mlaci mnn\ \|@\|m\| isritft» Número, suelto II, 1^ 9Í9, Véase cuarta plana No se devuelven los originales. ' Se compone de uña echarpe escocehay un principio esencial al gobierno de los pueblos, que és el principio r e - sa arrollada alrededor de un lindo ligioso, base y cimiento único que casquete de terciopelo negro y termiO R una franja; todo el efecto, puede dar vida a las Instituciones, nado C consiste eu el modo de disponer los sean como sean. Todavía queda algo más que decir pliegues. de ese movimiento regionalista, y suSabina de Beaücourt cede porque no sé mira para nada el París > principio citado, que en Cataluña los partidos de las derechas, son esclavos VERSOS INÉDITOS do las izquierdas^ y prueba de esto que los de las derechas hayan tenido L SUEÑO REALIDAD que oir decir al jefe del partido Radical español, que la historia de nuesSon la vida de la vida tra Patria se rompió grande ¡nente en los sueñoi de la esperanza. . la conquista dé Granada. La esperanza es un santuario Quien algo hemos leido nuestra cuajado de luces varias . • amada historia, podemos decir que Cada sueño que se va ciertamente se rompió, pero no fué , (s tmaliiz que se apaga, cuando la conquista de Granada, sino •¡I al extinguirse la luz con el absolutismo borbónico y con el del podrér sueño que pasa, liberalismo dé las Cortes de Cádiz; la seguirá viviendo el cuerpo, historia española se rompió con la pero és cadáver el alrría. implantación del régimen liberal. Que no vive quien no sueña los sueños de la esperanza. • u n a 5' njil veces m á s lo liemos de * * * repetir; es preciso, les asiste para ello jStceña, sueña, co7'azón, la razón y el derecho, que se otorgue a las regiones el estado legal en que pues la vida es la etpei'anzá vivieron dentro de la tradicional consy el que no sueña no vive, titución de nuestra patria. Es de; jusy el que no vive se acaba! ticia devolverlas sus prerrogativas Sueña; mas no en los placen» legitimas. de la fugaz pompa humana, ni en sus dichas é ilusiones, Pero todo lo que no sea eso, todo que son humo, polvo, nada... lo que signifique trasformar eso, no que s eextinguen como lampos puede adniitirse como reintegración de la vida en las borrascas, ni como reivindicación de la vida y esló mismo no soñar antigua sino como una gran transforque soñar en cosa vana; mación peligrosa. mena en Dios, que es la oerdad El Director infinita e increada, y es una luz, que no muere y un sueño que nunea pasa... rii EL PROBLEMA REGIONALISTA ucyESTioi m u ^ La llamada cuestión catalana, que durante estos días absorbe la atención, pública, ha entrado en el periodo agudo de su interés y, por lai 'luforinaciones llegadas a nuestros oidos'de Barcelona, hemos conocido la actitud en que están los elementos regionali'stás ért quienes sé nos asegura^ '• es 'uüa'' resolución firmis'iraa la consecución de las aspiraciones que tienen formuladas. Muchos periódicos de España, han desbordado las iras de sus plumas para ir en contra, del movimiento que verdaderamente existe y que ya conocen nuestros lectores. El nombre de nuestra Patria, él Eombre de nuestra España, danzü sin cesar en esos, escritos llejaos de pasión a que, nos referimos, y la ho&tilidad a las aspiraciones de la región Catalana, se extiende hacia las . otras reglones de,la Patria que lo mismo que.aqaeila reclaman y quieren obtener reivindicaciones a las que tienen períecto derecho. . Preténdese tan solo de restaurar un gran sistema político y de administración que el centralismo liberal ha aniquilado y de volver a un estado legal desaparecido en funesta hora, del cual esperan obtener las regiones un bienestar que en nada achica ni la corona española ni la unidad nacional que nunca fué tan grande que cuando la^: regionels disfrutaran de aquellas prerrogativas y derechos consignados en sus cartas. Para quien haya leido la historia de España no puede ser desconocida la manera en que la unidad fué hecha, ni el respeto que el Poder central guardó en todos loa tiempos ft las libertades de los pueblos, diez mil veces proclamadas y juradas por nuestros Reyes tradicionales, ¿Y. puede haber separatismo en la a'Spiración a réintegraf tales privilegios? E-íto no puede afli'raarse. Queridos lectores; lo que sucede en la región oatalanai ló tl^e pretende la Mancomunidad! fuerza eS decir también que no es la reintegración del régimen tradicional de la región gloriosa. La Mancomunidad catalana, no Crean que tiene como fin restaurar el régimen del gobierno tra4iciohal, se •^propone trasplantar a Cataluña el sistema liberal, que és cimiento y base del centralismo y lo que más debe dolemos es que no hay una áóla voz. Una voz potente y fuerte que diga que r o VAL o P s FÉLIX SANGHKZ PKREZ . Deseando que nuestras lectonvs, estén al corriente de las modas también hemos de tratar en nuestra publicacipriide esta importante cueátión, para el género femenino. Una comisión de señores FarLa sencillez. La sobriedad, casi la austeridad del dia, es por reacción on macéuticos de esta capital, nos lujo más acentuado, una nota más ruegan llagamos público el acuerpronunciada de la pompa, de la rique- do tomado accediendo a lo aoliza en los trajes de tarde, con prefe- citado por la Asociación de Au rencia por lo que luzca y valga; algu- filiares de Farmacia, de establenos damascos tramados de oro y plata cer el descanso dominical para ¡ ;:..qCa! ; lustrosos' terciopelos. Velos vaporosos los m i s m o s . En su consecuencia y desde el y claros, y entré los colores, lo8 tin8© c^etes más vivos de rosa, topacio y t e r - dia í, del presente mes, , )ran las Farmacias desde la una de, nó obstante la unión simpática y Por fln Uegó el últiirio \|;4flio y déla tarde hasta las ocho de la señorial de lo negro con lo blanco. dándole con sus raanazas curtidas en En el cuerpo elegante prevalece ca- noche, estableciéndose lo.s; turnos los cuartos traseros a uno de los tórog si excíusivaüíeinte la forma cruzada correspondientes para quo siem- que guardaba miró con avaricia de pre quede atendido el servicio hambriento a Terésilla y diiPiglé las por del-ante a manera de echarpe. . He aqui, en tanto, un bonito y gra- públleo por las tres o cuatro que primeras palabras de »quel día a su semejante. cioso sombrerito que es una emana- quedarán abiertas. —A la p á e Dio. ción indirecta de la tremenda guerra, En las Farmacias que se cie—Que él te guarde Tobalo-respony que representa el homenaje de las rren se fijarán ünos carteles con dió Terésilla cott aire indiferente. señoras inglesas a la tropa escocesa- los nombres de las de guái'dia. (CoutlnuarA; F; (CUENTO) Atardecia. Los últimos rayos sol». res se perdían; imprimiendo un tinte violáceo a los extrenios valles y pobladas selvas. Encinas corpulentas mecían majestuosamente su pardo ramaje a impulso de un aii^ecillo. s^co precursor de plácida noche. Añosos quegidos se alzaban severos, dibujando sobre las. solitarias y pedregpsas veredas, grotescas siluetas, A-lo, lejos semejaban centinelas gigantesco^ que ñrmes en sus puestos píOtegiaii,aque. lias selvas traiciou^ras. y^ desierlAS. El I rumor grato y nxiaterioso . 4e l'»^ Naturaleza, contrastaba* coa, el destemplado tintinar de esquilas requebradas y broncos cencerros que agi-taban dispersos ganados. Balar de sosegados corderinos: canciones melancólicas; de rústicos pastQ^9li^ dul(:es preludios de grises pajjarillos, arpio • nizaban con el sonriente murmullo de escondido riachuelo, que rodaba cristalinp, y, alegre refl<wando en, sus aguas pintorescos y vivos paisages. Los cansados gañanes, caminaban con su acostumbrada pasimónia; cada cual buscaba su cortijo atraído por la idea halagadora do las ya qondiui^ntadas migas. En la cocina del cortijo dil «Cuco» se apresuraban, atizabanlac ugiente fogarata, esperando de un mopaenio a otro la 1legad.i de los pastores poco pacientes para esperar más de un minuto la codiciada cena. El cortijo estaba situado en una frondosa planicie. Robustos nogales y espesas euQinas proyectaban sus sombras oacurf^^, y casi envolvían con, su ramaje desiguil el aislado edificio. El cortijo del cCuco» era en suma un sano y delicioso rincón de Andalucía. II Te'resilla, la íinJóa hija df>l atno del cortijo, presenciaba sonriente, en el umbral de la puerta el paso de loa re • baños que presurosos se h^^cins^baa brutalmente queriendo penetrar tod\|Oe a un tiempo. Primero numerosa yeguada seguida de otros retozones. Después inmensa manada de cabras rubicundas, que multiplicando tus menudos pasos producían un ruido semejante al de la fuerte lluvia; uegruzca piara de gruñones y cebado» cerdos, de melancólico* carhéToB y alegres corderinos con su sléifr« eabridar. , , ,••
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