$pandora.name v$pandora.version

Página: Ateneo Lorquino, El (Lorca). 23/2/1877, página 2.

Hemeroteca > Fondo Cultural Espín CAM de Lorca > Ateneo Lorquino, El (Lorca) > 23/2/1877 > Página 2.

Ejemplares y páginas. Ordenados de más antiguo a más reciente.

Página 15.970 de 281.484. Resultados: 281.484. Ordenados

Página

Campos

N.º de página
Texto	so. ATENEO LOBQUINO. El Sr. Raiz-cúbica ignora lo que es un error, lo dice con orgullo y se halla dispuesto á probarlo, añadiendo que 'el tenedor ó cajero que lo comete se encuentra deshonrado. Las cifras, en fin, son su sola, su única pasión, y lo han llegado á do(íiÍRar de tal modo, que desde hace siete años nadie le ha podii'lo inclinar á que acepte su retiro, ni aun su mismo gefe gerente, que le aconseja el reposo, ni su segundo Antonio R , siendo siempre el primero que se presenta á comenzar su tarea y el últin)o que la abandona. II. Cierto dia, le debió suceder algún grave acontecimiento, pues que no llego?» su escritorio sino á las diex y cinco minutos; ignoramos en que consistía tal tardanza, dada su exactitud cronométrica. —Ah! le dijo su compañero R al verle entrar; hoy os habéis detenido alguna cosa, lo cual me hace sospechar que anoche vuestra conducta debió pecar de irregularidad. —Amigo, contestó el viejo contador con un acento que hubie se envidiado el mas flemático inglés; tengo 65 años, y me atrevo a decir, probándolo matemáticamente, que en tan largo periodo de tiempo, la regularidad ha sido siempre mi cualidad dominante, y si hoy —Bah! ¡bah! ahora os venis escusando, le interrumpió su jovial compañero; todo lo que me diga no impedirá el que os hayáis retardado y muy notablemente. ¡Cinco minutos! esto es mas grave (fue una hora. En una hora puede haber un motivo fundado, en cinco minutos no lo hay. no puede, no debe haberlo. D. Homobono se encojió de hombros y sin replicar á esta humorada de su colega, que siempre buscaba ocasión de zaherirle, efectuó sus preliminares metódicos, cuales eran colocar con cuidado su sombrero y paraguas, calarse un descolorido gorro verde, cubrirse las mangas con unas ¡den de percalina negra, é instalándose en su elevado asiento, dar comienzo a su trabajo con envidiables muestras de felicidad. Hacía próximamente una hora que estaba nadando entre copiadores y demás libros auxiliareSi cuando descansó un breve instante, después de sentar el total al pié de una suma conside- . ^ rabie; instante que aprovechó el incorregible R para decirle: —Mi respetable amigo, siento decíroslo; me dá bastante pena, pero es un deber ñiio; hace tiempo observo andáis algún tanto lento, y al trabajar se inclina demasiado su cuerpo. —¿Y que me quieres decir con eso? —iNada, que (al posición le puede perjudicar; ademas que me
Descripción