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Página: Álbum, El (Murcia). 23/2/1877, página 2.

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Texto	58 EL ÁLBUM. las fúnebres exequias de la R e i n a Isabel inscribiéndose en los famosos Tercios castellanos m a n d a d o s p o r el bizarro D . Miguel de Moneada. Si c o m o la mia, militar realizó sus ensueños, á de V a l o i s , que se celebraron en el Convento de las Descalzas Reales de Madrid en 1 5 6 8 . E n t r e estos apreciabilísimos trabajos descuella una elegía compuesta de s-ísenta y c i n co terceros dedicada al Cardenal Espinosa y de la cual tomamos algunos versos: ¡Ay muertel j.Contra quién tu amarga ira Quisite ejecutar, para templarme Con profundo dolor mi triste lira? El vano confiar y la hermosura ;,De qué nos sirve cuando en sus instantes Damos en mano da la sepultura? Cuando mas favorable el mundo sen, Cuando nos ria el bier, todo delante, Y venga al corazón lo que desea, Tiénese de esperar que en un instant; Dará con ello la fortuna en tierra, Que no fué ni será jamás constante. Y aquel que no ha gustado de la guerra A do se aflije el cuerpo y la memoria, Parece que Dios del cielo lo destierra. N o se ha concedido ni concedemos demasiado mérito á estas composiciones, pero la facilidad en la versificación y sus ideas, rev e l a n y á la inspiración del poeta. E n 1.569 vuestras p l u m a s , mas galanas y discretas que está h o y encomendado este asunto y vosotros sabréis, mejor que y ó , tejer para su frente la inmarcesible c o r o n a de laurel que, á costa de gravísimas heridas, conquistó en Cervantes en sus Viaje » la célebre batalla de L e p a n t e . Muchas veces recuerda obras c o n n o b l e y justificado o r g u l l o la parse que t u v o en tan g l o r i o s a j o r n a d a . E n el al Parnaso, r i o estos dos tercetos: "Que, en fin, has respondido á sor soldado Antiguo y valeroso, cual lo muestra La mano de que estás estropeado. Bien sé que eu la naval dura palestra Perdiste el movimiento de la mano Izquierda, para gloria de la diestra... E n la epístola á Mateo V á z q u e z describiendo la batalla dice: "El pecho mío de profunda herida Sentía llegado, y la siniestra mano Eaiaba por mil partos ya rompida; Pero el contento fué tan soberano MHfe\|\|\|\|i Que á mi alma llegó, viendo vencido El crudo pueblo infiel por el cristiano, Que no echaba de ver si estaba herido. Aunque era tan mortal mi sentimiento Que á veces me quitó todo el sentido. Asimismo recordamos, en este p u n t o , la de d o l o r capítulo I, pone en boca de Mercu- imprimiólas Cervantes c o n otras muchas que no han llegado hasta nosotros; mas no o b t u v o el e'xluo que se prometía; y el despecho de n o recojer el aplauso q u e merecían sus obras; marcílitas sus esperanzas en asa edad en q u e el genio aun necesita las alas de la p o p u l a ridad y del aplauso para ascender hasta las regiones de la g l o r i a ; solo, abandonado y p o bre, dejó su patria pensando, c o m o dice R i o s , q u e le seria mas fácil mejorar de fortuna en tierra estraña. Recojióle el Cardenal, Pío V , Julio A g u a v i v a , legado del Papa grande aficionado contestación llena de sentimiento y Quijote, al de A l i a g a : que d á en el p r ó l o g o de la Segunda parte del miserable y envidioso F r a y Luis á las bellas letras, y l l e v ó l e consigo á Italia. A U i visitó Cervantes las ciudades de R o m a , Ñ a p ó l e s , F l o r e n c i a , Ferrara, y la o b s e r v a c i ó n de sus caracteres y costumbres fueron nuevos elementos que enriquecieron su poderosa fantasía. A l l í sintió enardecido su fogoso ritu de baban poeta de p r o d u c i r la ardiente espíal calor de las obras que acainspiración mas II L o q u e no he p o d i d o dejar de sentir es que m e note de viejo y de m a n c o , c o m o si hubiera sido en m i m a n o haber detenido el t i e m p o que n o pasase p o r mí, ó mi manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la mas alta ocasión que v i e r o n los siglos pasados, los presentes, ni esperan v e r los v e n i deros. Si mis heridas n o resplandecen en los ojos de q u i e n las m i r a , son estimadas á l o menos en la estimación de los que saben donde , y esto es en mí de tal manera que si ahora m e propusieran y facilitaran un i m p o s i b l e , quisiera antes haberme hallado en aquella facción p r o d i g i o s a , que sano ahora de mis heridas sin haberse hallado en ella. Las que el soldado muestra en el rostro y en el pecho, estrellas son que g u i a n al cielo de la honra y al de desear la justa alabanza, n se cobraron; de A r i o s t o , del Tasso y A r e t i n o , y seducido p o r sus ensueños inmortalidad, de g l o r i a y exaltadas y mas sus pasiones p o r irresistibles los Duques de A t r i deseos de abandona p r o n t o el palacio de para abrazar la m i l i c i a .
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