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Página: Negrito, El (Lorca). Página 4.

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Texto	E l :N" © g r i t o por 1ao poder resistir tanto amor y por casi no atreverse á descubrir su alma virgindl. Conlemplad esa cara cual ani^^el veréis avivarse su sonrosado color alumbrado por su bista soles qué rielan—pero que ceden al pensamiento, veras como nace ese aroma espiritual en él corazón y oculta rajo el Eayo del talento veréis como la devuelve imprimiéndola donde ha nacido y llenando su alma de deseo y esperanza des(;orre los labios para dar paso a ua sus piro o mas bien pequeña so bras de su dicha en que dice Te amo pero no me atrebo Mas adelanto seremos felices Espera lu tallo ymiarchitas por el frió viento en un rio de plata entonces digo uecesito amar y en un momento de decisión tomo la pluma en gran deseo pero lo primero que escribo es, La duda. Que me atemoriza esta des confianza qne mala a la decisión entonces maldigo á este ocioso sentimiento me se cae la pluma de la mano dejando mil manchas negra,como su conciencia dudosa y no me atrevo á invocar su nombre II Han pasado diez años El niño se ha hecho hombre Ha ido arraigándose en mí corazen dia por día este amor No he podido desprenderme ni hun istante de su imagen La adoro. Espara mi la única dicha que existe pero encuentro la imposibibdad agoto todos los medios veo que es imposible encontrar mi dicha y pienso en la muerte Pero el que me detiene Es acaso un rayo de esperaza que embalsama mi espirítn O es gracia divina que me so corre antes de esto seria capaz de condenarme por esta mujer IIII Es de noche Un sueño calenturiento me adormece Una pesadilla se apodera de mi Varios esperetros umanos se agitan alrededor de mi cabecera Me llaman traidor deí amor quero gritar enmedio de mi letargo No puedo y en medio de mi pesadilla veo una divinidad que me sonrie que me da la mano y fortifica mis sueños y entonces me encuentro con nuevas fuerzas para luchar en el dia que se muestra Alegre con sus brillantados rayes de sol y digo decidida mente Si. Luchemos J. O R E S F O III Estamos en el mes de Octubre Lia han cesado los ruiseñores sus ignos en las margenes del Guadalentin. Lia las h«jfts desojadas doblan FIN
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